viernes, 14 de septiembre de 2007

Complejo

I was thinking about.... our self-image

Es raro encontrar a una persona sin complejos. Todo el mundo es consciente de sus defectos, la diferencia está en la forma en que éstos nos afectan en la vida diaria.
Seamos sinceros: prácticamente nadie está 100 % seguro de su físico. No hay un canon universal de belleza (gracias a Dios), hay quien prefiere a los altos, hay quien los prefiere de bolsillo, hay quien los prefiere morenos, a quien le gustan más rubios... Pero el gustar o no gustar es algo absolutamente secundario: hace un tiempo aprendí que si uno se siente a gusto con lo que tiene conseguirá que los demás también se sientan a gusto y disfruten con su compañía.
Y otra verdad de la que me he dado cuenta hace relativamente poco es que el aspecto físico de una persona deja de importar al minuto de conocerla: conozco personas objetivamente muy guapas (rasgos proporcionados, ojos bonitos...) que luego resultan, bien por su prepotencia, bien por su sosería, muy poco atractivas.
En cambio hay personas que, una vez abren la boca, provocan el rendimiento incondicional de todos los que les escuchan, sin necesidad de ser físicamente atractivos.
Para mí es mucho más importante lo que hay dentro que el envoltorio. En todos los aspectos.
Y he descubierto lo maravilloso que es atreverse a conocer a personas cuyo aspecto físico (vestimenta, "primeras impresiones"...) en principio podría echarnos para atrás.

Todo esto viene al caso de una conversación que tuve hace unos días con Philip en la que me dijo que creía que yo no tenía complejos.
Me chocó, en principio, porque siempre he sido perfectamente consciente de mis defectos (tanto físicos como personales) pero pensándolo detenidamente, creo que, efectivamente, no les he dado tanta importancia como para convertirlos en dueños de mi conducta, en "complejos".
....
Os juro que mi intención era terminar la entrada de forma redonda, pero llevo 15 minutos initentando aislar a mi madre preguntandome lo que quiero echar a lavar, a Javi narrándome el suicidio de su móvil y a Santi comentando mis fotos de Marbella (todas ellas conversaciones muy absorventes) y me confieso, definitivamente, desbordada. Así que ahí dejo el proyecto de lo que pudo haber sido un gran texto... Enjoy!



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