martes, 27 de noviembre de 2007

Ejercicio nº 8

Esta vez, para no modificar con mi interpretación personal el enunciado de la profesora, os lo voy a poner tal cual nos lo da ella, para que podáis juzgar con más argumentos si me he ajustado o no a lo que se pedía.
De nuevo descripción, esta vez en torno al sentido del oído.
Espero vuestros comentarios!


Enunciado 8

Ruido

Dejamos ahora la descripción y vamos a trabajar con construcciones expresivas. En este caso, se trata de construir un texto donde el ruido esté presente sin mencionar en ningún momento la palabra “ruido” ni sus equivalentes semánticos (“estrépito”, “chirrido”, “sonido fuerte”, etc.). El ruido debe ser PERCEPTIBLE sin enunciarlo explícitamente. No se trata de hacer un texto donde haya muchos ruidos: describir una calle llena de coches metidos en un atasco, por ejemplo, sino de contar algo a través del ruido. El texto debe tener un sentido más allá de la construcción del mero ruido; y el ruido debe ser el elemento que mueva y construya ese sentido.


A través de la puerta entornada de su habitación, Andrés escucha el crujido de los goznes de la vieja puerta de la casa, que se cierra con un golpe seco. La suela de goma de las botas chirría a cada paso sobre el parqué mientras unos hombros torpes se chocan con las esquinas del pasillo.
Hace poco el reloj de pared de los vecinos dio las dos de la mañana.
La puerta del dormitorio de sus padres se ha cerrado con brusquedad, como empujada por un golpe de aire, y ahora las voces de la habitación de al lado llegan algo camufladas por la fina pared que separa los cuartos.
Andrés se sabe la escena:
Llegarán primero los susurros apresurados de él alternando con las contestaciones desganadas de ella. Las voces irán subiendo de volumen, hasta convertirse en una algarabía de reproches ininteligibles. Llegará luego el choque de la palma contra la mejilla, de la bota contra las costillas, de los cristales rotos contra el suelo.
Finalmente, las botas pasarán de nuevo por delante de su puerta entornada y se detendrán por un momento, dejando pasar los jadeos agitados de una garganta ronca.
Y Ángel se tapará hasta las orejas, sintiendo cada crujido de las sábanas como una traición de su coartada. Y bajo la manta esperará unos segundos que durarán horas, escuchando cómo los latidos del corazón se le salen del pecho y temiendo que él pueda escucharlos.
Y si tiene suerte, las botas se alejarán por el pasillo en la dirección opuesta a la que vinieron.
Y el portazo dejará sumida en un silencio prácticamente absoluto la vivienda, que sólo se verá interrumpido por sollozos entrecortados bajo la almohada.

viernes, 23 de noviembre de 2007

Happy


I was thinking about... wonderful friends!

Mil gracias, Larita, por tu mención en el Fotolog, es un honor!
Y de paso aprovecho para poner por aquí el regalito del fin de semana que me has recordado en el texto de tu Flog. Ya conocía el vídeo, pero imagino que algunos de los que se pasan por aquí no, así que espero alegrarles un poquito el comienzo del fin de semana.
Sin saberlo, te has convertido en la segunda colaboradora en el apartado "colaboraciones" (valga la redundancia) :) !

Thanks a lot again, darling! Mua!

martes, 20 de noviembre de 2007

Ejercicio nº 7

Cada vez se me hace más corto el intervalo entre martes y martes y, consecuentemente, cada vez se me echa más encima la resolución de los enunciados de la Escuela de Letras. Pero al final lo consigo hacer, más o menos decentemente.
La tarea de hoy consistía en hacer la descripción de un trayecto cualquiera. De nuevo, se nos pedía que initentáramos no mostrar de manera explícita la conciencia del narrador: ésta debería emerger de la descripción puramente física del trayecto.
Sigo pensando que es imposible hacer una descripción puramente física de algo y lograr transmitir un sentimiento. Es más, considero ese requisito de "objetividad" como algo inalcanzable para cualquier persona puesto que no somos objetos sino sujetos. Pero puestos a hacer un ejercicio que yo no he elegido, tengo que decir que realmente he tratado de ser lo más "objetiva" posible.
Está bien como ejercicio puramente retórico, pero se pueden contar con los dedos de una mano los autores de prestigio que hacen descripciones de este tipo en sus obras.
I'm just saying...


El vagón de metro huele a sudor antiguo y colonia recién echada a partes iguales.
Las estaciones de piedra fría se suceden tras los cristales rallados de las ventanillas. El negro de los túneles y de nuevo la claridad fría de las luces de neón. Estación, túnel. Estación. Túnel.
El roce de los vagones con las vías retumba en la oscuridad, ahogando la música en el MP3, el llanto del niño y la risa de la anciana.
En el centro del vagón, un maletín de esquinas metálicas se clava en la palma de una mano joven y blanca.
De pronto, el olor a tierra mojada de una mañana de otoño entra en el vagón. Se hace la música desde un acordeón gastado que se abre paso entre abrigos y miradas.
Y al ritmo de la música aparece por encima del maletín de las esquinas de metal una cara cansada que sonríe y la anciana ríe más fuerte y enseña los dientes y el joven apaga el MP3 y deja que los auriculares se balanceen a los dos lados de su cuello mientras tararea por lo bajo la nueva melodía.
Y el niño ya no llora, baila. Y los pies de los que le miran se mueven siguiendo su ritmo.
Y al acabar la canción, el mulato pasa el monedero y tres personas echan unos céntimos y cuando el músico abandona el escenario, un tímido aplauso va creciendo desde el fondo del vagón encendiendo sonrisas en las caras grises.
Al bajar del vagón, el artista se gira y los que están más cerca de la puerta pueden ver que hay un brillo en sus ojos que antes no estaba.
Y las puertas se cierran y el aplauso se pierde. Y el músico saca el pañuelo, se seca los ojos y se sienta a esperar al próximo tren mientras cuenta las monedas y las echa de una en una al gastado bolsillo.

lunes, 19 de noviembre de 2007

Spiderman TV


I was thinking about... toys

Es estupendo eso de que en los catálogos navideños de juguetes te ofrezcan por el módico precio de 199,95 € una pequeña tele decorada con motivos de Spiderman que lee DVDs para ponerla en el cuarto de tu hij@ pequeñ@. No sé cómo no se les había ocurrido antes. Qué es eso de comprarles a los niños juguetes con los que inventar, imaginar, construir y hablar. Para qué. Si es maravilloso eso de poder enchufarles a Spiderman TV, que les entretiene gratis y les tiene calladitos todo el tiempo que uno quiera. Si luego no hablan correctamente, tienen problemas en el colegio o son incapaces de relacionarse correctamente con los otros niños, a mí plin. Ya iré a echarle la bronca correspondiente al maestro.
Y el precio qué más da. Si el niño lo pide, habrá que dárselo, que si no seguro que luego le ocasiona un trauma infantil de esos.
Tele, juguetes con instrucciones de juego prefijadas, muñecas que hablan, mean, cantan, hablan e interactúan con el niñ@... ¡como un amigo de verdad! Qué avances estos de la ciencia.
Lo que no entiendo es que todavía no incluyan en el pack de la televisión un cerrojo a juego con el que asegurarnos de que el niño no se mueve de su cuarto en todo el día.
Habrá que sugerirlo.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Happy ending

I was thinking about... Mika

Para empezar el fin de semana, una canción preciosa de un artista que no deja indiferente a nadie. Pero más que por la música, os pongo el vídeo por la magia que transmite. Merece la pena, os lo aseguro, aunque no os guste Mika.
Que lo disfrutéis.
Sed felices, sea lo que sea lo que entendéis por felicidad.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Hojas


I was thinking about... autumn leaves.

Puede que un día, en mitad de un otoño perezoso y cálido que se niega a asumir su condición de estación previa al invierno, te veas sorprendida por una lluvia de hojas amarillas. Y que de repente el tiempo se detenga y ya no te importe que la mochila pese hoy un poco más que ayer, ni que tus ojos escuezan de sueño. Te paras bajo unos árboles a los que hasta entonces no habías prestado la menor atención y dejas que la lluvia de hojas te roce suavemente, mientras el viento acaricia la madera de unas ramas cada vez más desnudas.
Y entonces la brisa se para. Vuelve el ruido de los coches y te escuchas a tí misma diciendo 'Venga, vamos' a la amiga que está a tu lado y que se ha quedado igual de pasmada que tú y reanudáis la marcha hacia la puerta de tu Facultad y piensas que puede que el otoño no esté tan mal después de todo.

martes, 13 de noviembre de 2007

Ejercicio nº 6

Aquí tenéis el siguiente ejercicio del curso.
En esta ocasión se trataba de reinventar la fábula del cuervo, la zorra y el queso.
Otra vez, inspiración la justa. Cuando se me encorseta de esta manera, encuentro difícil expresarme como me gustaría y transmitir algo al lector.
Vuestras opiniones son bienvenidas, como siempre, pero reitero mi petición de que no me juzguéis por estos ejercicios semanales.... :S
Un besote!

El cuervo llevaba días vigilando la madriguera de la ardilla, que semana tras semana se iba llenando con todo tipo de víveres que el animalito estaba recolectando para poder sobrevivir en el frío invierno. El cuervo se relamía, oculto entre el follaje de los árboles, y reía para sí, pensando en el festín gratuito que se iba a dar en cuanto el pequeño roedor se despistara.
Llegó por fin la mañana en que la inocente criatura, creyendo haber almacenado suficiente comida para todo el invierno, decidió salir a dar una vuelta con sus pequeñines, momento que aprovechó el ave para colarse en el agujero y robar un pedazo de queso que guardó en su pico para transportarlo lo más lejos posible del lugar del delito.
Cuando llegó a un lugar suficientemente tranquilo, se posó en la rama de un frondoso pino y, justo cuando se disponía a depositar su mercancía en una de las ramas más anchas para poder deleitarse en el fruto de su hazaña, oyó una voz que le llamaba desde el suelo.
Aterrado ante la posibilidad de que pudiera tratarse de la ardilla reclamando lo que era suyo, el cuervo mantuvo el pico bien cerrado y miró hacia abajo. Pero lo que allí encontró no fue una ardilla, sino un pequeño zorro rojizo, que le decía con voz melosa:
-¡Buenos días, señor cuervo!¡Qué hermoso estáis hoy! ¡Destacáis sin duda sobre todas las demás aves de este bosque!¡En mi vida he visto plumaje tan brillante como el suyo!
El cuervo callaba, guardando celosamente en el pico su preciada mercancía.
- Me juego la pata trasera - continuó el zorro- a que vuestro canto también supera con creces el de cualquier otro pájaro de los alrededores.
Ante tanta adulación el cuervo fue incapaz de contenerse y se dispuso a demostrar la belleza de su voz con una serie de graznidos. Pero hete aquí que los halagos le habían nublado el entendimiento y el tesoro que había guardado con tanto mimo en la boca, cayó directamente a los pies del astuto zorro que, agarrando el suculento manjar con un rápido movimiento de su zarpa, emprendió la huida mientras gritaba:
-¡Ay de tí, ladronzuelo inexperto! ¡Harás bien en no volver a confiar en los halagos gratuitos de nadie!

domingo, 11 de noviembre de 2007

Ángeles


I was thinking about... good people

Acabo de volver del campamento en el que he estado con los chicos del voluntariado.
Han sido 3 días (todo el puente) en un albergue cerca de Urda, un pueblo de Toledo. 17 chicos y 5 voluntarios. Y una experiencia absolutamente inolvidable.
Pero no quiero ponerme a glosar aquí todo lo que hemos hecho, a dónde hemos ido, qué canciones hemos cantado (grandes canciones, por cierto :D) y todo ese tipo de cosas que harían de esta entrada una más en el apartado de crónicas. Quiero hablaros de la gente.

Como muchos sabéis, he llevado prácticamente todos los días desde este verano un cascabel al cuello que supuestamente era un llamador de ángeles, en concreto del ángel de la guarda ( creo que deberías saber que a los dos días de comprármelo me rompí el pie, pero esa es otra historia).
El caso es que el primer día en el albergue fuimos a pasear por los alrededores y, sin darme cuenta, perdí el dichoso colgante al que, a pesar de todo, tenía bastante cariño.
Perdí a mi ángel de la guarda, por lo tanto. Y en el mismo momento encontré a 21.
Os aseguro que la de este campamento ha sido la experiencia definitiva en la confirmación de mi fe en la raza humana.
Ni puedo ni quiero detallar todo lo que me ha llevado a sacar esa conclusión. Baste decir que, desde hoy, sé que por muy negras que se pongan las cosas, la cantidad de humanidad y bondad que he presenciado durante estos días me servirán como luz inextinguible y calor inagotable para seguir adelante, pase lo que pase.
Me acompañará siempre, como presencia intangible que hará innecesario cualquier tipo de cascabel, la certeza de que existen las almas nobles y de que muchas de ellas están donde menos nos atrevemos a buscarlas y la seguridad de que, mires donde mires, el mundo está lleno de ángeles.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Tarde


I was thinking about... poets

Como tantas otras veces, la idea de hacer una foto al graffitti también llegó tarde.
Me explico: resulta que en mi barrio vive un poeta anónimo con un bote de spray rojo con el que deja retazos de poesía en las paredes.
Primero fue Amélie en la pared de la boca de Metro: "Sans toi, les émotions d'ajourd'hui ne seraient que la peau morte des émotions d'autrefois" ( sin tí, las emociones de hoy no serían más que la piel muerta de las emociones pasadas). Y todos los días, al ir a la universidad y pasar por delante, la mañana era algo menos gris porque el graffitti era la prueba definitiva de que aún quedan un par de románticos en Madrid.
Pero los empleados de la Comunidad tienen el espíritu poético bajo mínimos, con lo que a los dos meses o así el graffitti desapareció del muro que adornaba, muro bajo el cual dormía un mendigo que despertaba en mí la cursi metáfora de "dormir al calor de las palabras".
Aún así, tras esta primera derrota, mi poeta favorito no se dio por vencido, ni mucho menos. A los pocos días de que su pintada desapareciera de la pared, apareció una nueva, con el mismo color rojo sangre y la misma letra torpe: "Y al sonreír me has hecho otra vez soñar".
Y durante meses estuvo adornando el feo muro gris de una casa de viviendas, como silenciosa reivindicación del espíritu soñador que tanto hace falta.
Día tras día, cada vez que volvía de la universidad y mis ojos se paraban sobre el verso que se sabían de memoria, el sol de la tarde brillaba un poquito más.
Y siempre, la mosca detrás de la oreja. El miedo cada día de que la frase hubiera desaparecido bajo la pintura gris de algún desalmado. Y la firme decisión: Mañana traigo la cámara y lo fotografío. Claro que mis firmes decisiones tienen de firme más bien poco.
Así pasaban los días. Sin pensar en el poeta más que cuando estaba a unos pocos metros de la esquina, en la que la presencia de la frase se me antojaba necesaria para seguir respirando.
Hasta hace dos días en que la frase dejó de estar. Y mi proyecto de foto se fue al garete.
Si bien es verdad que de tanto mirarla, conservo en mi cabeza una representación absolutamente fiel de la frase que veré ya siempre en esa esquina. Por mucho que la pared se empeñe en demostrarme, con su gris terquedad, que mi poeta y sus frases ya son historia.

martes, 6 de noviembre de 2007

Ejercicio nº 5

Por fin, aunque un poco tarde, el quinto ejercicio.
Aviso: es desastroso.
Era otro ejercicio de descripción sobre una foto en concreto, que tenéis al comienzo final de la entrada. [Edición posterior: la descripción tenía que transmitir tristeza o alegría]
Mi idea era colgar la foto al final del texto para que, después de leer la descripción, compararáis el paisaje mental que os habiáis hecho con el paisaje que yo tomé como base, pero, dada mi inutilidad con los ordenadores, la colgaré al principio [ya ta, corregido ;)]. Aún así, si podéis, os recomiendo que no miréis muy atentamente la foto y hagáis ese ejercicio mental para poder luego criticarme a gusto y con buenos argumentos (que os aseguro que encontraréis).
Bueno, pues ahí va. Quede dicho que he luchado largo y tendido contra mi yo más cobarde que se empeñaba en decirme que no lo colgara para no arruinar definitivamente mi imagen de escritora decente.
En fin, a lo hecho, pecho.
Enjoy!

La madera de las barcas blancas y azules se pudre día tras día en un agua tranquila y verde. Los restos de la aldea se asoman, osados, hasta el borde mismo del mar, donde lo rodean como tentáculos, ahogando la vida en su abrazo inerte.
A lo lejos, las ruinas de una fortaleza presiden la escena desde una colina adornada con desgana por un ejército de árboles polvorientos que se ve de vez en cuando interrumpido por las ruinas de un cansado muro de piedra.
Las ventanas sin cristales de las casas cercanas a la orilla son como ojos sin vida. Su pintura blanca muestra avergonzada algunos desconchones, como marcas sin sentido en la piel de viejos lobos de mar que se pudren en tierra.
Aún queda una palmera a modo de recuerdo de la esencia tropical de la isla. Erguida con porte orgulloso sobre el paisaje de ruinas y desolación, reivindica una alegría que las piedras mudas rechazan con su obstinado silencio.
Al borde del mar, una pobre techumbre rojiza da cobijo a los últimos habitantes de la aldea que huyen del sol abrasador. Y los plásticos azules de las barcas pierden bajo su efecto poco a poco su color...

sábado, 3 de noviembre de 2007

Silent beats

I was thinking about... extraordinary good short films.

Aquí tenéis una pequeña joya que encontré hace tiempo en YouTube.

Es un corto (ganador del Princess Grace Award) sobre las primeras impresiones.
No se habla ni una sola palabra en los cinco minutos que dura; su mensaje es absolutamente universal.
Merece la pena que le echéis un vistazo y luego, si os animáis, me comentéis qué os parece. A mí me impactó muchísimo.
El título en inglés es "Silent Beats", que en español vendría a ser golpes o latidos silenciosos.
Espero que os guste.