miércoles, 22 de diciembre de 2010

Dulce

I was thinking about... Christmas

Dicen que estas fechas son demasiado dulces, empalagosas, y que están llenas de hipocresía y falsedad. Que deseamos felices fiestas al vecino del segundo al que no soportamos, que nos emborrachamos con los compañeros del trabajo a los que día a día ponemos verdes, que hacemos regalos sin sentimiento, que a todo el mundo le importa un pito el verdadero sentido de esta época.
Pero digo yo que más vale una vez al año de buenas intenciones, buenas palabras y sonrisas, que ninguna. Más vale ir a una cena que no te apetece un carajo y descubrir que esa compañera que tiene cara de boba es un encanto que quedarse en casa haciendo lo mismo de siempre. Vale más ilusionarse juntos por un día soñando con que quizás mañana seamos ricos que pasar de largo y no saber en qué está pensando el otro. Porque digo yo que a nadie le amarga un dulce y, aunque ese dulce venga como regalo obligado por las circunstancias, sabe igual de bien.
Así que, por todo eso, me declaro partidaria de la Navidad (entiéndase como concepto que abarca hasta el día de Reyes) y de todas las convenciones que trae consigo. Digamos que es lo mismo que el carnet por puntos: si no nos obligan a ir más despacio, aunque sepamos que es lo correcto, seguiremos corriendo.
Paremos, pues, y miremos a nuestro alrededor. Sonriamos aunque estemos muertos de frío y sueño y lo mismo ese gesto nos transpasa la cara y nos calienta un poco el alma.

Así que, Feliz Navidad. Y creas o no creas en Dios, nunca dejes de creer en los demás y en tí mismo que, al fin y al cabo, viene a ser lo mismo.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Talento

Gardner desarrolló la teoría de la inteligencia múltiple, según la cual todos poseemos una serie de inteligencias más o menos desarrolladas que condicionan aquello para lo que tenemos facilidad y aquello que nos cuesta más esfuerzo.
En mi caso, creo que la inteligencia predominante es la lingüística, si bien es cierto que hay otras dos o tres que tengo también más desarrolladas que la naturalista, por ejemplo. Y desde luego, hay una que no está apenas desarrollada en mí que es la kinestética, o la inteligencia asociada al movimiento.
Quienes me conocen desde hace tiempo saben que nunca he sido buena en deporte, si bien soy bastante constante y gracias a eso logro suplir las muchas carencias que tengo en ese área. Pero últimamente estoy cambiando y desarrollando esa parte de mí que tenía adormecida gracias al baile.
Y creo que es algo que deberíamos intentar todos. Porque es comodísimo profundizar en lo que nos gusta y nos resulta sencillo, pero lo que de verdad le llena a uno es ver cuánto puede avanzar todavía en campos en los que creía que la batalla estaba perdida.

Me cuesta mucho esfuerzo bailar, memorizar los pasos, no confundir unas coreografías con otras, pero salgo de mi única clase semanal de funky con una energía que no tengo, por ejemplo, cuando aprendo Inglés, si bien esto último es algo que disfruto enormemente. Pero creo que en la vida hay que afrontar los retos, ser valiente y atreverse a mejorar eso que nos da vergüenza, y lo mismo nos llevamos una sorpresa.
Bueno, y de paso os dejo por aquí un video de Fama que me encanta por el sentimiento que transmiten todos los bailarines y por lo positiva que es la letra de la canción. ¡Espero que os guste!


viernes, 10 de diciembre de 2010

Sueño

Este mundo, este país, se construye gracias al sueño de todos los que lo habitamos. Y no hablo del sueño que se tiene con los ojos cerrados, sino del que se arrastra con los ojos abiertos. De ese sueño provocado por enlazar dos trabajos y hacer encaje de bolillos para ver también a los niños, aunque sea un rato; el sueño que se arrastra de una semana a otra y a otra, porque uno no da abasto con el marido enfermo y la nieta que aún no supera el año a la que los padres no pueden cuidar porque trabajan de ocho a ocho. El sueño de las madres trabajadoras que se quedan despiertas hasta la una de la mañana cocinando para que los suyos coman caliente al día siguiente, a pesar de que ellas se tienen que resignar al dichoso sandwich de jamón de todos los días.
Y arrastrando ese sueño vivimos, trabajamos... y soñamos despiertos con el día en que el sueño se quede en la cama.