jueves, 21 de octubre de 2010

Ficción

Creo que es eso lo que necesito: ficción.
Historias de pasiones, crímenes, dolor, fuego, heroismo... que se acaban cuando cierras el libro (o sales del cine).
Estoy hasta arriba de teorías, de realidades, de cotidianidad, de todos somos iguales.
Y sí, es cierto, todos somos iguales. Al fin y al cabo nuestras necesidades fisiológicas y emocionales varían lo justo de una persona a otra, y lo mismo pasa con nuestras historias personales...
En cambio en las pelis, en los libros, la gente sale a la calle como si fueran los primeros del mundo en hacerlo, tan ideales ellos, y con esa música de fondo tan estupenda. Sufren, como si fueran las únicas personas en el mundo que sienten dolor y lloran como si con cada lágrima se vaciara un poco su alma.
Es más o menos lo mismo que sentimos cuando somos adolescentes, momento en el que nos sentimos observados por la dichosa "audiencia imaginaria", antes de darnos cuenta de que cada uno no se preocupa más que de su propio ombligo.

Pero yo, hoy en día, estoy en una época tan racional de mi vida que cuando veo una peli la contrasto mentalmente con las posibilidades que existen de que eso pasara en la realidad. Como si fuera de eso la cosa. Como si no necesitáramos creernos especiales, como si no fuéramos seres sociales, ávidos de historias de tiempos y de personas mejores...

Así que entre mis próximos planes está retrotraerme, aunque sea sólo durante un día, a esa época de cambios hormonales y consecuentes granos en la que nos creíamos los reyes del universo (o por lo menos sus príncipes) y todos los poemas hablaban de nosotros. Se aceptan compañeros de viaje.

1 comentario:

filiptc dijo...

Me apunto... (¿¿Por qué estás tan pesimista?? ¡¡La vida es maravillosa!!) =D