sábado, 5 de junio de 2010

Los otros

I was thinking about... beautiful people

Somos seres sociales lo queramos o no y, por lo tanto, lo que podemos lograr con el apoyo de los otros es mucho más de lo que podemos lograr por nuestra cuenta.

Me viene este pensamiento a la cabeza tras ver en play Cuatro un reportaje sobre Rafael, un hombre que se ha sometido recientemente a un transplante de cara. Pese a tener la cara deformada durante la mayor parte del tiempo que dura el reportaje, su fuerza interior, su simpatía y su optimismo se te contagian y te hacen ver más allá de la deformidad de su rostro. Tanto él como todas las personas que le rodean (madre y hermana, amigos y, en especial, ese amigo de la infancia que lleva a su lado toda la vida...) muestran una actitud envidiable y digna de la más pura y absoluta admiración.
No dudo que Rafael tenga de manera innata un carácter divertido y afable, capaz de sobrellevar las dificultades con buen ánimo, pero estoy segura de que sin el cariño que le rodea, no rezumaría felicidad por cada poro de su piel.

Volvemos, pues, al viejo debate sobre la influencia de la Naturaleza y del ambiente en la forja de nuestro carácter: ¿qué pesa más? Es difícil saberlo. Como educadora, me inclino más por la importancia del entorno ( y, sobre todo, de las personas que lo conforman).

Rafael tiene ya un rostro relativamente normal. Pero eso no le hace más feliz. O puede que sí, pero desde luego no le hace más querido. Los que le conocen le quieren tal y como es, antes y después de la operación, la cual le servirá, más que nada, para no verse como un monstruo en los ojos de los que le miran sin hablarle. Porque en cuanto los monstruos abren la boca queda claro que son igual o más humanos que cualquiera de nosotros, y que tienen mucho que enseñarnos.

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