I was thinking about... dreaming of a white Christmas
Que lo primero que aparezca cuando pones "hope" en Google sea "Hope Technology Disk brakes and Bicycle parts" es deprimente. O irónico. O divertido. O desesperanzador. Irónicamente. En cualquier caso, me da igual. Hope es lo que siento y ahora mismo me parecería estupendo irme a dar una vuelta en bici. Con o sin frenos, que hoy que hay nieve en las aceras lo mismo es más divertido la segunda opción.
Esperanza a las puertas de la Navidad, pero sin nexo causal. Es pura coincidencia.
Aún así, aprovecho para ponerme ñoña y desearos que paséis unas vacaciones muy felices, por el motivo que sea. Y que nieve mucho, que ya le tocaba a la Naturaleza reivindicar un invierno en condiciones.
En teoría la música se oye. En teoría son ondas que viajan a través del aire desde una garganta (o una mágica guitarra, o un acordeón) a unos tímpanos... con Sheila Blanco, anoche, yo vi. Y con esta canción en concreto vi mañanas soleadas de vacaciones (vacaciones, no paro obligado), vi sonrisas cómplices, despertares a tu lado...
El privilegio del músico es poder colarse en la vida de todo aquel que le escuche y poder llegar a formar parte importante de sus rutinas, de su vida.Tener una canción que para alguien implique el momento de vestirse antes de salir de fiesta, una canción unida irremediablemente a una larga ducha caliente, una melodía cantada mientras se friegan los platos de la comida, unas notas que te transportan sin darte cuenta a otro momento, a otro lugar. Que buscas cuando Madrid y el presente no son suficientes.
Para mí, Ella Baila Sola son el comienzo de mi amor por las canciones de palabras. Son dos voces y cientos de canciones que tengo grabadas a fuego en mi cabeza, en mi sangre. Y por eso me parece casi una profanación el hecho de que Marta Botía haya llamado EBS al grupo que ha formado con una tal Rocío. Porque no es lo mismo. Por mucho que se empeñen en tocar las mismas canciones que antes, en imitar el estilo, lo que fue Ella Baila Sola es algo irrepetible. Y son sus canciones las que aparecen en mi cabeza en los ratos melancólicos, son sus frases las que traen poesía a mi vida cuando la necesito.
Escucharé sus canciones, claro. Pero nunca en la ducha.
Mi vida últimamente se hace mucho más llevadera gracias a los paréntesis. Los dos más especiales han sido Barcelona y el concierto de ayer. Barcelona porque fueron unos días en que pude evadirme del mundo, del tiempo, de lo que se supone que tiene que preocuparme. Y el concierto de ayer por lo mismo. El vídeo de arriba es una pequeña muestra de lo que son capaces de hacer estos tres grandes músicos: Fernando Álvarez, Javi Delgado y Javi Ezpeleta. Tocan de nuevo en Madrid el 6 de Noviembre. ¿Quién se apunta?
Cuando parece que tu vida ya está encarrilada y de repente alguien pulsa el botón de pausa, es inevitable sentirse impotente. Es inevitable jugar a juegos estúpidos en el ordenador. Ver series en un loop ininterrumpido. Esperar desesperada. Contar los minutos, las horas y los días que quedan para que el futuro empiece de una vez. Y no es que no disfrute el presente. Pero me gusta disfrutar del presente que yo elijo, no del que me imponen por desidia desde fuera.
La espera lleva a pensar demasiado, pensar demasiado a la mala leche, tras la mala leche viene la resignación. Y la espera. Y el maldito correo en el que no aparece el mensaje que tanto deseas.
Hubo una época de mi vida en que todo era poético. Todo se podía resumir en una frase, en una imagen especial. Pero hace tiempo que he dejado de escribir y de ver el lado poético (romántico, se podría decir) de las cosas... Hace tiempo que ya no escucho una canción sólo por el hecho de escucharla, dedicando toda mi atención a la letra, a la música, a lo que transmite... Creo que corro demasiado.
Para ver la poesía hace falta ir despacio, dejar que el sol te caliente la piel aunque tengas prisa por llegar a donde sea que estés yendo, fijarte en una sonrisa traviesa, detenerte a observar lo que te llame la atención en ese momento, sin importar lo que piensen los demás..
Creo que, en definitiva, el mejor momento para la poesía en el sentido más amplio es la adolescencia, cuando todo lo que cantan las canciones parece posible y al alcance de tu mano, cuando lloras leyendo un poema de amor y te parece que no hay nadie en el mundo que pueda sentir tanto ni tan intensamente como lo haces tú.
Creo que sólo por esos momentos de pasión merecería la pena volver a tener 15 años... y dejar de correr por un momento. Lo echo de menos.
